jueves, 27 de febrero de 2014

Interviú, entre Blues.

Entre Blues y un litro de Ajenjo, tres y quince de la mañana.     

 -Entre Blues se originó mi alma. Con Clapton me enamore de Layla y junto a Waters derribe aquel muro, ¿No fue el Blues aquel repertorio, tan sacro y puro que tanto estimulo en el Olimpo?.   

 -Algún día lograre salvarte de tu encierro quimérico, Wolfmann. El Blues sólo es participe en lo más recóndito de mi morbosidad. ¡Oh querido Blues!, como no apreciarte entre tantos polvos, entre tu sonata afrodisíaca me elevo a tal exorcismo de andrógenos y he allí donde crujen las paredes.

 -¿Y me dices loco?. Querido Mr Cincuenta y cuatro, fue entre Blues que le hice el amor de las mil maneras a Layla, ¡Y más perverso aún!, lo hice entre canciones y palabras de George Harrison, es que me enciendo en llamas con recordar que era sólo mi nombre, interpretado en gemidos, el que entraba en su juicio y no paraba de mencionar.  

 -Cada día detesto pensar que tu solución está de cabeza al internado. Wolfmann extraño aquella inocente época, tu sentido hermeneuta, tus date cuenta y tus búsquedas entre piedras. Me lástima tu decadencia interna.     

 -Brindemos por aquella época, brindemos de pie y entre carcajadas por mi decadencia interna, pero sin nunca olvidar la complicada faceta en que se han vuelto escasas mis lágrimas. Causa y efecto. Así que no debes juzgarme Mr Cincuenta y cuatro, cuando me asome y desprendí mi vuelo, no era luna llena, era luna roja. ¡Salud! Eterno compañero. 

Eduardo De Abreu Wolfmann.

Simples Relatos.