martes, 15 de abril de 2014

Olé.

“Huevos es soportar un país en las piernas, sin que tiemblen”.

Emprendiendo un viaje mental, en cada pueblo, villa, country, barrio y urbanización hacia el único hogar del que somos bienvenidos y rechazados, despectivos y nobles. Es decir, nuestro adverso globo terráqueo, encuentro frases que ya he escuchado antes, se me hace familiar aquel grito narrado en diferentes idiomas: ¡Tor! Gritan con frialdad cerca de aquel rió áspero y turbio de Augsburgo, ¡But! Que la clavo un niño de doce años de edad, tosco con los pies, pero ya muy prematuro en el juego aéreo, en las cercanías de Marsella, ¡Goal! Por parte del equipo femenino de Seattle, sonrisas de esencia rubia y de a poco ya sueñan con formar parte de esa selección que representara su país en un mundial, ¡Gol! ¿Gol? Así es como lo gritamos de dónde vengo, donde en el potrero no nos interesa tu estrato social, solo que la toques de primera, donde no nos interesa el rango de tu apellido, solo tu dorsal, donde compartimos nuestros problemas personales y allí los despejamos con euforia y frustración.

Torno a los ideales de algunos próceres fútboleros, nos inspiramos. No nos interesa su peinado, no nos interesa sus tacos nuevos, no nos interesa su estética, nos interesa su lucha, lo que le otorgan al fútbol y así mismo a la vida, nos interesa su pasión y su alma.

Dr. Sócrates, tu que contribuiste a la democracia de tu país, aquella democracia Corinthiana que el mundo ignora. Jugando con brazaletes amarillos, en contra de la dictadura que sufría Brasil, demostrando firmeza al compromiso social que llego a cada persona, otorgando el derecho a voto a cada habitante de Brasil.  

Ejercito zapatista, ustedes jugando al fútbol, sin condiciones, sin infraestructura, sin patrocinio, sin lujo, solo con un ideal apartado de la lucha de armada y la trinchera, y es brindar la fiesta a su pequeña comunidad, tan autogestionaria, tan autónoma, tan rebelde.

Didier Drogba, tu que conoces desde muy chico, las guerras civiles que devastaron tu país y aun así, al dar al salto de profesional, nunca te desprendiste de esa realidad. Así fue como el exjugador del Chelsea fue capaz de, en el momento de mayor euforia cuando su vestuario celebraba la clasificación para el Mundial del 2006, coger el micrófono y, a través de la televisión, dirigirse de este modo a su país: “Ciudadanos de Costa de Marfil, les pedimos de rodillas que nos perdonen unos a los otros. Un gran pais como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejemos nuestras armas y organicemos unas elecciones libres". Su país llevaba entonces tres años de guerra civil. Meses más tarde, por iniciativa de Drogba, se jugó un partido en el territorio insurgente de Bouaké. Ministros y líderes rebeldes cantaron juntos el himno nacional. Ese gesto de paz y unificación no ha sido igualado aún por ningún político del país.  

Doctor Guillermo Valentiner, tu que creíste en el fútbol de mi país y compraste ese club, ese club tan insignificante que de a poco se convirtió en el club de mis amores, promoviendo tanto talento en tu cantera, cosechando tantos sueños y saltos al extranjero, construyendo una institución en las afueras de un barrio caliente, como es la Cota 905, pudiendo si se quisiese construirlo en un gran country del este, pero sabias que las oportunidades se podían cultivar a quien más la merece y necesita.

Mencionando hombres que con los tacos bien puestos, dieron lugar a un mejor momento en el mundo, unos héroes que quedaran in memoriam de quien realmente ama el mejor deporte del mundo. Quedan más personas y sobre todo, momentos y anécdotas que compartir a este dichoso elemento, llamado fútbol, que tanto me alimenta el alma. 

Eduardo De Abreu Wolfmann.

En pro a la humanidad.

                                                         

viernes, 4 de abril de 2014

"Chulo" Vargas.

Tu, Julio Vargas, sombrero de paja y chimú llanero en los dientes. 

Para ti, ser de la nada, que te pegaste "rolitranco" de borrachera a base de Cucuy y esos cigarrillos Cónsul que saben a mierda. 

Es a ti poeta de Sanare, que de chulo te tildan tus amigos, pero sin saber el valioso abrigo que emite tu nobleza. Tu que ordeñas la miseria cafetalera que devasto el gobierno y tus manos desgastadas son la prueba del optimismo que aún existe, aunque en la mente de tantos, dicho optimismo vaya de "downhill". 

Es para ti, que vas desde Quibor hasta Bocono cantando tus canciones que no le gustan a nadie, sin saber que tus cantos del alma, a los Camorucos has de rociar con tenue misericordia.  

Tu, Julio Vargas, machista buena vibra, poeta de la mala vida, presentándome la hospitalidad de la tierra guara en ese corto trayecto de mi viaje e inundando mi libreta con tantos apuntes desde tu esencia.

 Así es, chulo Vargas, ganándote el Nobel de la literatura campesina con tus citas cafetaleras y tus amores vagabundos de cada pueblo. Así que tu chulo Vargas, no morirás jamás a pesar de tus 68 años de edad y tus pésimas condiciones de salud, porque aquí te tatúo en este relato, como el poeta guaro más prestigioso del siglo XVI, larga vida y así como dices "Pa' lo yermo, matayerma". Fue un placer. 

Esto no es alma llanera, esto es poesía para los olvidados, para los que viven y nunca morirán, pero dado a la banalidad que se respira en la ciudad, nunca conocerán.

Eduardo De Abreu Wolfmann.
En pro a la humanidad.